La principal solución que se propone a la crisis consiste en
tratar de conseguir el pleno empleo.
Según nuestro actual gobierno, el plan es el siguiente: reducir
los salarios para aumentar la competitividad, recuperar el
crecimiento, y así conseguir un pleno empleo que permita a todo el
mundo tener un salario.
También desde la izquierda se proponen soluciones encaminadas al
pleno empleo, como reducir las horas o la edad de jubilación,
incentivar a las empresas que contraten, crear más empleos públicos,
etc.
Ambos planteamientos tienen un grave defecto: en el mejor de los
casos, son una solución a largo plazo para un problema urgente: ¿Cómo
va a sobrevivir la gente sin ingresos mientras conseguimos el pleno
empleo, que caso de producirse tardará años o incluso décadas en llegar?
Esto, por supuesto, suponiendo que se alcance el pleno empleo.
Pero aún si el pleno empleo es posible, la pregunta es: ¿Es
deseable?
Gracias a la tecnología, hoy somos cientos de veces más
productivos que hace cien años. La inmensa mayoría de la población
trabaja en el sector servicios, y de los que trabajan en sectores
productivos, la mayoría se ocupan de la administración,
comercialización, etc.
Tan sólo una mínima parte de la población se dedica a producir
realmente los productos que consumimos. ¿En este contexto, tiene
sentido que todos trabajen?
¿En qué van a trabajar? ¿De vendedores, supervisores o
intermediarios? Porque si todos nos dedicamos a producir cosas, con
nuestra productividad actual, acabaremos con los recursos naturales
del planeta en un suspiro.
Por otra parte, es importante recordar que no todo el trabajo es empleo. Hay muchísimos trabajos funcamentales en nuestra sociedad que no están reconocidos económicamente.
Por favor, preguntaos para qué queremos conseguir el pleno
empleo. Si para vosotros el trabajo es sólo un medio para que la
gente pueda cubrir sus necesidades, la Renta Básica Universal es
mucho mejor.
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